- Así consumes la vida, esperando mejoras, esperando encontrar el amor y con él, los hijos. Y de repente un día, ya no están. Ahora añoras los días de pañales. Deseas que su vida no se consuma como la tuya, aunque sabes, que la historia se repetirá.
- La vaciaron esa misma tarde. Las cigüeñas traen las almas de los niños y no sus cuerpos. Ahora, disimula todas las tardes su alegría cuando cree reconocer el alma de su niño en alguno de los cuerpos perfectos de los hijos de sus vecinas.
- Me asombra, yo no me fijaba en mi madre. Los gestos y el carácter de mi padre viven en mi memoria. ¿Es la necesidad humana de tener memoria de familia lo que evoca los recuerdos afectivos?
- Hoy como tantos días quisiera volver atrás y poder parar el tiempo, pero la vida transcurre y en ella sólo quedan recuerdos. Hoy quiero decirte que toco mi guitarra y lo hago para ti. Sé que volveré a verte. Te echaré de menos y seguiré tocando para ti…
- Esa mañana de mayo, el aviador tuvo que viajar en contra de su voluntad. Ana llegó a su casa, con el sobre blanco. Sí, positivo que sería madre. De pronto el timbre sonó diferente. Su amor había muerto.
- Marrakech. Me fijo en tus ojos. Ojos negros, rostro rodeado de seda, tejido suave y ligero. Grito a tu alma que es momento de buscar tu camino de libertad. Tu alma me responde que no hay más camino que el de la resignación.
- “¡Acaban de reservar su casa!”, me contaba eufórico el vendedor. Al llegar a casa, abrí cajones, desperté recuerdos, embalé con todo el cuidado el mundo pedazos de mi historia. Guardé. Envolví emociones. Dejé. No es simple pasar la posta.
- La distrofia aún me respetaba. La playa casi vacía. Me hundí en el agua fría y chapoteé. Me entró miedo. Decidí salirme pero no podía. Sentía frío. No sabía qué hacer. Al fin, desfallecido, salí de esa playa.
- Regresa al hogar, abraza a la soledad y piensa en él, y vuelve a sonreír al descubrir que las flores moradas que él sembró en su cuerpo han empezado a marchitarse.
- Intentan cortarnos las alas, pero el conflicto aviva mis sueños. No estoy dispuesta a vivir una vida cualquiera. ¡QUIERO SOÑAR! Hacer de mi vida un sueño y de mi sueño, una vida.
- Soy una mujer igual que todas. He recorrido mil caminos, vivido en muchos sitios, parido e inventado historias. Ahora, anhelo encontrarme con esa mujer sencilla que me habita, y vive como se lo dicta el corazón.
- Derrotada, miras cansada a la luna, pidiendo consejo y alivio para sobrevivir sin conocer remedio ni cura. ¡Paciencia para esta madre!
- Desde que el Alzheimer llamó a su puerta… Yo antes tenía una madre, ahora cuido de una criatura desorientada y perdida en un mundo sin recuerdos. Respiro hondo y pienso, pero no logro acostumbrarme.
- -“Mañana va a llover. Los martes necesita el chándal”, repite entre sollozos. -“Isabel, cálmate”, le susurro al oído, “han pasado dos años” “Por favor, mi amor, no llores” Cesa su llanto. Miro la calle. Ya ha empezado a llover.
- Desdobló con mimo el papel, y leyó despacio aquellas cuatro líneas: “Querida Julia: Me quitan la vida que es lo único que pueden quitarme. Pero todo lo demás me lo llevo. No les odies y no dejes que nuestros hijos lo hagan. Sabes que te quiero”. Una lágrima volvió a resbalar por su piel.
Los autores y títulos de estas vivencias son:
- Concha Morales (“Mary Paz”)
- Miguel Ángel Gayo Sánchez (“La cigüeña”)
- Silvia Levín (“Memoria de familia”)
- Estefanía Fernández Castillo (“Sin decir adiós”)
- Graciela Ferreyra (“¡Buenas noches padre!”)
- Myriam Beneyto González (“Velo”)
- Rosalía Granja (“Irse”)
- Iñaki Mendiguren Arco (“Algo distinto”)
- Paloma Hidalgo Díez (“Flores”)
- Beatriz Frutos Fernández (“No hay lugar para los soñadores”)
- Mª del Carmen Pineda de Basto (“Me busco”)
- Blanca Uriarte Fernández de Pinedo (“Tierra madre”)
- María Villagrasa Ferrer (“El desconsuelo”)
- Carmen Menéndez Martínez (“Mañana va a llover”)
- Jesús Espada Triguero (“La carta”)
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