jueves, 29 de noviembre de 2012

EL INFARTO

Sintió sus brazos llenos de alfileres. Sintió un suspiro
ahogado en el pecho y la sorpresa de una puñalada
“¡Dame tiempo Señor!”
Buscó un teléfono desesperadamente. Aulló su nombre
¿dónde estaría ella? Buscó el cuchillo que lo estaba matando.
“¡Dame tiempo Señor, que yo nunca le dije que la amaba!”
Como muchos, compartían silencios en una misma cama.
“¡Dame tiempo Señor! Tiempo para decirle lo que tanto
he callado. Tiempo para que sepa lo mucho que la quiero. Para
que lea
en mis ojos que no hubo desengaño”.
Los médicos le metieron en la UVI. Era todo dolor
atormentado.
“¡Dame tiempo Señor para besarla!”
El suero, los calmantes, el electro.
“Tiempo Señor, un soplo. Esa infinita cosa sin medida”
El corazón cansado, se paraba. Un grito desgarró el
silencio de la UVI.
“Te quieroooooooooooooooooooooo”
Y ella ¿dónde estaba?

Carmen Martí Fabra
MADRID


No hay comentarios:

Publicar un comentario