Es un cuento sencillo el que aprendimos:
el de un hombre que dona su cabeza
a un partido de fútbol, pues de pronto
se ha extraviado el balón entre begonias.
Y el final es feliz porque su equipo
se lleva una victoria inobjetable.
Contada así, la historia nos sonríe,
Como el rostro de De Niro en Taxi driver.
Y el hombre ha muerto o acaso lo parece,
con la edad de un número telefónico
o del que yerra el gol en una foto.
Azul como un zapato entre los fierros,
es decir un instante que espejea
al modo de la luz entre espinelas.
Qué impunes han quedado las noticias.
No saben adonde ir los personajes.
Y el silencio es un telón sin estaciones,
como el rostro de De Niro en Taxi driver.
Sandra Rojas Díaz
Profesora de Lengua y Literatura del Instituto preuniversitario
Miguel de la Guardia de Encrucijada, Villa Clara
Máster en Ciencias de la Educación
VILLA CLARA (Cuba)
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