FUI

Tiempos atrás fui un lobo estepario, un trotador nocturno incansable.

Un vendedor de sueños que cobraba con sonrisas.

Un garañón infeliz y solitario. Un cuentacuentos fracasado.

Un iluso cazador de nubes de alcohol temerario y suicida.

Fui un retador inconsciente que miraba a los ojos

y sonreía con desprecio a la misma muerte.

Fui la letra más triste de un tango, un amante lujurioso utilizado

y discreto que alegraba las noches de mujeres solitarias

con la seducción del que no teme enfrentarse a los fantasmas

reprimidos por los demás. El morbo del canalla tierno.

El amigo en la cama.

Fui la tristeza metida en formol, con el corazón como una llaga

abierta. Siempre sorteando un triste desfile de tumbas de amigos

muertos que daba el relevo, confundido, a la Luna y al Sol.

Parte del mobiliario de antros oscuros donde pasear la soledad.

Una especie de loco héroe y villano. El Delfín de las aceras

de los más viejos barrios. Un barco sin ancla, un tren sin frenos.

La huida ciega hacia delante entre un enramado enclave

de hondos precipicios.

El director de orquesta, de los blues más negros. Un mal viaje

de sanguinarios hongos. Un encantador misterioso de serpientes,

que iba desmadejado, tatuado con su veneno.

El sonido de un saxofón libertario, y era a la vez, el de un piano

desafinado. Un tambor enmudecido por la lluvia de silencios.

Fui el esbozo de un quijote justiciero, un desfacedor de mentiras

ilustradas, el toro furioso de los rodeos. Un saludador de madrugadas

con ojeras y cojitranco al volver a casa.

Una vez sentí el dolor del tronco retorcido de un olivo milenario.

Desaparecí.

Miguel Rubio Artiaga

PATERNA (Valencia)

Primeros y segundos puestos en Certámentes literarios de Cangas de

Onis, Teruel y Ciudad Real

En julio de 2012, presentación de su primer libro