LA CIGÜEÑA
La ecografía le confirmó la triste noticia. “Un caballito de mar”,
murmuró para sus adentros cuando le mostraron a su niño con la
columna retorcida. La vaciaron esa misma tarde, pero ya en casa
aún tuvo que esperar unos días la llegada de la cigüena.
“Las cigüenas traen las almas de los niños y no sus cuerpos”,
se convenció, y el alma de su hijo tendría una nueva oportunidad,
así que espantó a la cigüena en cuanto la tuvo cerca y apenas lloró
al verla perderse entre las calles del barrio. Ahora, en el atiborrado
parque infantil, disimula todas las tardes su alegría cuando cree
reconocer el alma de su niño en alguno de los cuerpos perfectos
de los hijos de sus vecinas, porque “las cigüenas traen las almas
de los niños”, se repite, “y no sus cuerpos”, y ella vio cómo el alma
de su niño descendía pocas calles más arriba.
Miguel Ángel Gayo Sánchez
SEVILLA
e-mail: mgayos@andaluciajunta.es
Primer Premio en el Concurso Internacional "Elena Soriano" (2009)
Primer Premio en el IV Certamen de Relatos y Cuentos "Junto al
Fogaril" (2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario