IMPERFECCIÓN
Si no existiera la imperfección, no podríamos ver la
perfección.
No tendríamos punto de referencia para poder apreciarla.
Si no existieran notas desafinadas, no podríamos
disfrutar
con la misma intensidad de una bella melodía.
Si no existieran los sentimientos de tristeza,
desestimaríamos
nuestras alegrías.
Si no existieran el calor y el frío en exceso,
desconoceríamos la
temperatura placentera.
Sería entonces conveniente, aprender a convivir con dicha
imperfección. Aceptándola. Resignándonos ante su
inevitable
presencia. Esto nos ayudaría a tomar otra actitud en
nuestras
vidas.
Tal vez seríamos más humildes, más tolerantes, más
pacientes,
más serenos, y menos exigentes. En pocas palabras,
seguramente
seríamos más sabios, y mejor aún, mucho más felices.
Consuelo
Galas Aroca
MÉXICO
(VII Antología pág. 113)
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