EL DESHONOR
Fueron años tratando de imponer mi criterio.
Aproveché los estudios para contrarrestar con altiva
retórica,
sus ideas. Con su dinero, creé el material dialéctico que
utilizaba
para asaltar el castillo sin muralla que era su filosofía
de vida.
Llegué a pensar que su ignorancia era un lastre demasiado
pesado
para mi afecto, admiré lo ajeno y lo quise propio.
Me trató como a un hombre, igual que su padre hizo con
él.
Permitió mi vida desordenada y cambió su discurso
para complacerme cuando el cáncer ya roía sus entrañas.
Comprendí que era capaz de dejar sus ideales para hacerse
próximo.
Con dignidad humilde se mostró cercano, sus ojos
recordaban
los días en que su brazo se apoyaba en mi hombro
y yo bebía sus palabras.
Bajé los ojos sin pedir perdón y hoy, que ya soy viejo,
continúo avergonzado.
Tomás
Gago Blanco
Funcionario
MADRID
(VII
Antología pág. 219)
¡Hola!
ResponderEliminar¿Para cuándo saldrá la lista de las 20 Vicencias?
Muchas gracias.
Un saludo.