martes, 27 de mayo de 2014

SEGUNDO PREMIO

LOS VERSOS QUE YO ESCRIBO

Con el balbuceante asombro del hechicero que descubre el signo del Sol, con el entusiasmo de la tribu que propaga la magia de la esférica luz, con la alegría del avaro que, sopesando una moneda, extrapola la magnitud del tesoro encontrado, así comenzamos la epopeya de nombrar. Con ocres y bermellones, aprendimos a iluminar las manadas de bisontes prehistóricos y a pronunciar estampida y opulencia. Rodaron entonces las palabras como piedras fluviales por la geografía de una península que aún no tenía nombre. Se hicieron sagradas en los bosques de los celtas y brillaron en los metales tartesios. Se achicaron ante el torrente abrumador de las legiones romanas y se mezclaron luego con la poderosa lengua de los conquistadores. Palabras orfebres que coronaron las testas de los reyes visigodos. Palabras aromáticas y preciosísimas venidas desde Oriente que nos cautivaron. Palabras glosadas en la paz de los monasterios. Palabras que los sabios de Toledo pulieron y entregaron al mundo. Palabras que se embarcaron en las carabelas y forjaron patrias más allá del dolor que causaron… Palabras que hicieron España allí donde una boca las pronunciaba. Palabras que transmigran desde el pasado remoto, palabras recién estrenadas, palabras que yo amo y lamo, palabras que yo arrebato y bato, palabras que yo rescato y cato… Todas esas palabras quiero para mí. ¡Qué se incendien y se hagan cántico en los versos que yo escribo!

Mª José Toquero del Olmo
VALENCIA


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