BLANCO SOBRE
BLANCO
La ladera del monte es como tu falda de niña pequeña,
estampada de florecillas blancas y rosas. Los almendros
atiborrados de blanco, un blanco inmaculado, un blanco de
nieve,
un blanco de cal. Un blanco que se mece al compás del
blanco
de la espuma de las olas. Un blanco de flor de algodón
que con el paso de los días se torna verde hoja y
almendra
marrón. Es un blanco ebrio de tanto blanco.
Los almendros se alinean cerro arriba y cerro abajo
como soldados de un ejército de paz, un laberinto blanco
por donde el aire se pierde arrancando a su paso una
lluvia
de pétalos blancos que brotaban de la nada, de la nada
blanca
que convierten este recuerdo de mi infancia en un
presente
de luz blanca, blanca de tanta luz.
Lalo
Barra Silva
VILLAHARTA
(Córdoba)
(VII
Antología pág. 245)
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