lunes, 23 de junio de 2014

Comunicado: Nuevo Tercer Premio

Ferrán Gallego Margalef, autor de "Fervor de Guadalupe", vivencia que había resultado merecedora del tercer premio,  ha renunciado al mismo, por lo que dicho premio se concede a la cuarta clasificada, "El pasadizo", escrita por Laura Cabedo Cabo, de Torrent, Valencia. Laura había participado ya en ediciones anteriores y está incluida en la Antología del año 2012.

EL PASADIZO

Recuerdos, retazos del pasado en gris vistos a través del cristal empañado del tiempo.
Así evoco a mi madre, cuando en las noches frías leía en voz alta aquel viejo libro de tapas desgastadas que nos calentaba el espíritu, a la vez que el pan y la leche hirviendo alimentaban nuestros impacientes cuerpos. Los ojos de mis hermanos pequeños tintineaban como nuestras sombras sobre la pared del humilde comedor, a la luz del hogar encendido,
mientras escuchábamos aquellas palabras que casi no entendíamos, encandilados con las dulces cadencias de su lengua.
Fuera, la nieve cubría por completo el espacio entre la atrocidad y nuestros sueños.
Fuimos hijos de la guerra española; semillas esparcidas muy lejos.
Madre guardaba su lenguaje en un arcón que albergaba nuestro pasado apenas conocido,
la razón de nuestra voz. Jamás nos pidió nada, solo que recordásemos siempre aquellos fragmentos. Yo, instintivamente, atravesaba una diminuta puerta, el pasadizo a la tierra
que ella y un caballero andante pintaban para nosotros cada noche con sus palabras.
Pasaron cincuenta años hasta que volvimos a abrazarnos en España. Mi hermana Ana voló desde Novosibirsk y mi hermano Luis acudió desde México. Ana, chapurreando un castellano maltrecho por el tiempo, recordó bellos paisajes llenos de doncellas y amor épico.
Luis habló de tierras doradas de espigas, de gigantes y aventureros en lucha contra el mal.
Yo sabía que estaban equivocados, nuestra niñez cabalgó a lomos del humanismo, la filosofía
y la fuerza de la imaginación. Nos pusimos a recitar pasajes diferentes  los tres a un tiempo. De pronto nos miramos a los ojos atónitos, quedamos callados.
-Abuelo ¿ese es el secreto?
-Sí mi niño.
-¿Me lo leerás por las noches aunque ahora yo tenga que irme lejos?

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