CORNEJAS Y CORCELES
… Cuando salen de Vivar el Cid y Álvar Fáñez con sus
tropas,
desterrados, y ven la corneja a su diestra, intuyen que
los malos
agüeros planeaban sobre ellos amenazando con cernerse en
su
contra. Pero, cuando al ir a entrar en Burgos, el ave se
les pone a la
izquierda, les queda desvelado que la negrura de esos
malos agüeros
podría llegar a taparles el sol desde los orientes hasta
los occidentes
de sus vidas, ennegreciendo por completo sus destinos…
Mueve entonces Mío Cid los estandartes de dignidad y
brega
que son sus propios hombros, y sacudiendo su melena de
león rey
acosado, le dice profético a su fiel primo hermano (que
nunca lo
abandonó y siempre luchó a su lado): “¡Ánimo, Álvar
Fáñez, ánimo,
de nuestra tierra nos echan, pero volveremos a ella
convertidos los
malos agüeros en simples recuerdos inanes! ¡Volveremos,
cargados
por completo nuestros airosos corceles de honra!
¡Volveremos,
victoriosos de guerras veras y de deshonras vanas!”.
Federico Sánchez
Alcolea
Profesor jubilado
MADRID
(VIII Antología pág. 57)
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