viernes, 6 de marzo de 2015

ANTOLOGÍA 2014: LOA DEL EMIGRANTE

LOA DEL EMIGRANTE

Yo camino por la estepa castellana
respirando su soledad sagrada,
su sudor noble, su recio vino,
su bóreas limpio, paso a paso, noche y día,
trashumante desde Soria a Ávila,
a cuestas con la leña de mis pensamientos,
rumbo a la dehesa extremeña
aireada de cigüeñas y chimeneas de galeones
que atracaron en tejados de casas solariegas.

Yo no olvido mis límites,
y allí donde la tierra disgregada en minúscula arena
se arrodilla ante la sal de los mares,
contemplo pacífico la canción del agua,
fluido en la nostalgia del caminante
que nunca fue marinero
aunque hasta la muerte
sentirá el rumor fresco de la hierba,
de las olas que baten las arrugas de su frente,
la dolorosa queja del emigrante
obligado por el hambre a navegar lejos de su patria,
allá donde España se añora y se reza
en la liturgia del regreso.

¿Qué puedo hacer con un velero de sueños
y un rebaño de tristeza?
La semilla de la bondad germina donde cae
y nada detiene su crecimiento. Los que se fueron
están en mí y yo en ellos,
y su luz en el fulgor acuático de los peces
y su voz en los pájaros multicolores de todos los cielos
que sobrevuelan cañadas, océanos, paisajes exuberantes
invitando al delirio y a la melancolía al caer la tarde.
Así el nómada a la fuerza y el sedentario,
día a día, sin vanagloriarse, sin apenas darse cuenta,
forjan el tesón honrado de esta España
que unida a Europa
construye su utopía.

Rafael Cerrejón Jiménez
Licenciado en Geografía e Historia
Funcionario
(VIII Antología pág. 141)




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