CON ALMA IBÉRICA
Padres inmigrantes españoles, que hicieron de su tierra
el pasaporte
a no olvidarla jamás.
Construyeron su presente y su futuro con los pies firmes
en una
Argentina que trabajaron, padecieron, gozaron con el
claro objetivo
de hacer de ellos, los pilares de una familia que se fue
amasando con
harinas y levaduras de esfuerzo, sueños, y largos caminos
de ensayos,
errores, éxitos y fracasos. Pieles erizadas por
explosiones de aquellas
emociones que conmueven y lágrimas que corrieron por
mejillas
silenciosas añorando su tierra.
Hicieron de su casa, una puerta abierta a sentir a España
en sus
muebles, en sus adornos, en abanicos que daban aire
ibérico a sus
paredes, en perfumes de camelias que los transportaban a
aquellas
tierras, en sabores y comidas típicas donde el azafrán
teñía de
colores intensos los arroces en cada paella, los mariscos
recordaban
la fuerza y la inmensidad del mar, la copa de jerez era
la invitación
perfecta a una sobremesa impregnada de añoranzas, y los
claveles
rojos, el centro de mesa que fue testigo de almuerzos
hasta el
atardecer.
Simplemente porque la llevan en el alma, las panderetas y
las gaitas
fueron quienes pusieron notas musicales a su cuerpo y
pisar por
corcheas y semicorcheas hizo posible que el patio de su
casa fuese el
salón de baile donde la jota era la danza por excelencia.
Quisieron "facer Españas", sobre la tierra que
estuvieran, no
importaba la bandera, lo que sí importó, fue no olvidar
su tierra.
Rosalía Granja
Licenciada en Ciencias de la Educación
BUENOS AIRES (Argentina)
(VIII Antología pág. 139)
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