HECHIZO
En el casco antiguo de Santiago de Compostela bosteza la
tarde
de un sábado de invierno benigno, a pleno sol.
Entre los muros, apenas soledad y silencio.
Sobre los edificios románicos con altísimos portales y
paredes
blanquecinas, los reflejos de luz enceguecen.
Solo algún árbol de camelias, colmado de flores moradas,
aporta una
nota vibrante entre tanto sosiego.
De a poco, como si se colara entre las hendiduras, surge
una melodía
que envuelve, produce ecos y se despliega hacia otra
dimensión.
Evoca rumores de batallas, voces de sufridos
picapedreros, de
cánticos litúrgicos en latín, en gallego, en castellano,
para alabanza
del Señor.
En ella laten las palabras esperanzadas de millones de
peregrinos
que forjaron hermandad a través del Camino de Santiago.
Suena como violín. O una quena. Tal vez un sicu de la
región
andina de Sudamérica, mi patria grande. Pero no: es una
gaita
que transporta al éxtasis con su sonido y sus ritmos:
jota, canción,
muñeira, villancico, polca… Esta música abarca, integra,
se expande,
contiene disparidades, promueve identidad y un intenso
sentido
de pertenencia.
La vista descubre la puerta de un pequeño negocio: una
disquería.
El hechizo emana desde adentro: es la grabación de un
gaitero
prodigioso. Interpreta canciones gallegas para el cuerpo
que goza
y el alma que baila. El mundo entero vibra: se reconoce
en ellas.
Mª Rosa Balducci
Profesora de
Filosofía en la Universidad de Buenos Aires
BUENOS AIRES
(Argentina)
(VIII Antología pág. 219)
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