ESPAÑAS HABLADAS
Hay Españas presentes, perdidas, encontradas, cercanas,
lejanas, buscadas, deseadas, calumniadas, olvidadas, revividas, amadas… Hay
Españas de muchos, las hay de algunos, las hay de pocos.
Hay en «mi España» algunas hierbas que son aberbajas,
zuecos que son albarcas, visitantes que son forainos. En «mi España» hay
perezosos que se espurren, se quitan la galbana y enrojan la gloria. Mientras
los adultos laboran, hay niños que acantean a los chitos, juegan al
esconderite, comen ababanzas y, a veces, se cuelan por el bocarón del pajar con
cuidado de no esmocharse. Hay en mi pueblo algún que otro atontolinao, algún
bobalán al que los chiguitos no ajuntan. Hay también adanes, criqueros, adobes,
zoquetes, galanes, trijoneros.
Los domingos se va a misa cuando tocan a terceras. Esos
días, después del vermú, algún tutero abre la fresquera para coger las
mariquitas, los cueros o los cacahueses, con riesgo de llevarse una buena
panadera.
Hay Españas habladas, hay palabras que «facen Españas».
Sofía Marín
Cepeda
Profesora en la
Universidad de Valladolid
(IX Antología)
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