LOS EMPUJAREMOS
Soy nada menos que todo un hombre que, a los treinta, ya
se siente viejo. Y en la línea de la vida de todo español, como dice Ortega, «soy
yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo». Y ahora bien,
¿es salvable mi circunstancia? Quizá ya es tiempo de partir hacia una nueva
patria, pero tengo miedo.
Soy un accidente, un océano en mitad de una distancia
inveterada. Nadie me conoce por mi nombre. Demasiado pequeño para creer en mí y
demasiado grande para ser despreciado. Sí, a veces volar es mejor que repetir
patrones en sueños imposibles. A medianoche, la brisa pasajera que acaricia mis
piernas desnudas me hace pensar que nada será peor. Un perro olisquea entre los
restos de una pequeña fiesta y yo brindo por la mujer que ayer nos sirvió una cerveza,
por el río Duero y por las ensaimadas.
Todo sigue y todo gira, pero nadie quiere empezar de
nuevo. ¿Voy a abrazarme a la honradez si en mi entorno nadie lo es totalmente?
Hay una idea constante que nos impide avanzar. Una verdad que encandila, una
forma de ser héroes desde las virtudes del canalla. Dejar escapar estos miedos
es avanzar, configurar otro sentido al sentir de un pueblo que necesita
quererse desde la responsabilidad.
¿Podemos? No, no podemos: debemos. Debemos trabajar, ser
honestos, educar. Soñar de verdad, abrazarnos, premiar el talento, exiliar
falsos títeres mediáticos, crear comunidades. Hay que derribar los muros que
nos separan, mirar a los ojos de todos y dar libertad a cada persona para que
sea quien quiera ser. Hay luz, mucha luz. Nos ciega al final del túnel. Tal vez
por ello hay quien no quiere salir de aquí dentro. Los empujaremos, sin duda
los empujaremos. Somos más y somos mejores. Y vivimos trabajando en un mundo más bueno.
Javier Casamor
SORIA
(IX Antología)
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