MATER AMANTISSIMA
Me
gusta imaginarte soñando entre los juncos de un arroyo de Castilla
o
sobrecogida de asombro en una balsa a merced de la corriente, en un río de
Amazonia.
Me
gustaría rodearte con mis ásperos brazos de encina castellana
e
inundarte de flores y de versos hasta que un brillo de escarcha se asome al
borde de
tus
ojos.
Me
gustaría creer que no son tópicos las lágrimas del Cid ni el «vaso de bon vino»
de
Berceo.
Me
gustaría que vieses los ojos del Amado en el espejo de las fuentes, con San
Juan de
la
Cruz, el frailecico.
Me
gustaría susurrarte madrigales o trovas caribeñas
en un
amanecer de invierno en la meseta o en un anochecer de luna tibia en Yucatán.
Me
gustaría paladear un ron guatemalteco o una manzanilla de Sanlúcar,
tendido
en una hamaca, recitando nuestros poetas preferidos:
cuánta
belleza chorreando en la melancolía de Machado o en los excesos de Darío,
cuánto
temblor de amor inmensurable en las voces de Neruda o de Salinas,
cuánto
dolorido sentir en el manso fluir del verbo de Cernuda o Benedetti.
Cuánto
ritmo prendido en los flecos de tu falda-pollera o en los ojales de tu
blusa-güipil,
cuánta
hermosura, Dios, cuánto contraste de fanfarrias y de nanas,
cuánta
grandeza en cada gesta, en cada punto de luz, en cada poro de tu piel mestiza,
amantísima
madre España, adolecida patria de héroes y villanos,
madre
nutricia de guerreros y poetas, de caballeros andantes y de pícaros,
encalmada
en las odas de Fray Luis,
adormecida
con el sóngoro cosongo de Guillén,
insomne
y asustada en la aurora de Lorca en Nueva York.
Hoy
velo tu entresueño y te acaricio con ternura infinita
y te despierto con
un beso ligerísimo en tu hombro,
y te saludo
despacio en cada vértebra: buen día, egunón, bon día, bos días, buenos días.
Gervasio Alegría Mellado
Licenciado en
Filología Románica por la Universidad de Salamanca
Profesor-catedrático
jubilado de Secundaria
CABUEÑES (Gijón)
(IX Antología)
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