QUIERO COMPARTIRTE
Querida madre:
Hoy quiero darte las gracias. No por imposición, ni
autoconvencimiento. Tampoco porque sea lo políticamente correcto. Simplemente,
porque creo que me lo debo. Y te lo debo.
Nací en ti. Me acogiste en tu regazo, calmando mis lloros
cuando las circunstancias atenazaban mi alma y me ofrecían sobrados motivos
para desmoronar mi mundo. Me guiaste por el sendero del bien, inculcando en mí
valores ahora infravalorados, como la honestidad, la generosidad, la lealtad,
el amor… Agarrado de tu mano fui caminando, año tras año, por el sendero de la
vida, con la certeza de que nunca me ibas a abandonar… Y así ha sido: a pesar
de mis flaquezas y debilidades tú siempre has estado ahí, inamovible, perpetua,
como un telón de fondo en el que describir mis sueños.
La memoria es frágil: recuerdo tantas cosas y a la vez
tan pocas… pero la sensación de seguridad en tus brazos cuando buscaba todos
esos tesoros que quisiste compartir conmigo… eso es imposible que caiga en el
olvido.
Me lo has dado todo, y reconozco que no he sido fácil.
Dejarse llevar por la rabia contenida; por situaciones en las que parecía más
importante proclamar un ego sin fundamento que pararse a pensar en el «todo»,
en el valor de la unidad bien entendida; creer que la juventud es lanzar al
vacío un cántico desesperado cuando en realidad el ritmo y la música de esa
canción llevan lustros escritos por las maravillosas plumas de ancestrales
autores… Y tú siempre bailando al son que tus hijos te íbamos marcando. Con tu
sonrisa compartida, tu piel oscura y tu perfil recortado.
Te necesito. Y necesito darte las gracias, y decirte una
y otra vez que sin ti nunca habría sido lo mismo… Gracias, España. Porque eres,
has sido y siempre serás mi madre. Y como me siento en deuda contigo, quiero
compartirte. Yo ya te he soñado… que mis hermanos hagan lo mismo: soñar España,
«facer España».
Reyes González
Simón
Licenciada en
Periodismo
MADRID
(IX Antología)
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