jueves, 28 de enero de 2016

ANTOLOGÍA 2015: DISCULPA ACEPTADA



DISCULPA ACEPTADA

Valparaíso es un anfiteatro natural donde el Pacífico presenta diariamente su obra máxima de azules increíbles. Dicen que la ciudad nunca fue fundada, que subió a los cerros espontáneamente, y yo disfruto de esa versión en la que el destino no se detiene en tecnicismos.

Aprendí por experiencia que es muy propio de recién llegados, eso de contar las cuadras en el mapa sin tener en cuenta las pendientes. Así, camino a la casa de Neruda, la geografía me obligó a continuas paradas de descanso y las paredes se presentaron a mi paso lento, inesperadamente pobladas de poemas y cantos. Poesía a cielo abierto. Parece que no hay poeta de habla hispana que no tenga su lugar en los muros de Valparaíso. Subí el cerro, disfrutando autores. Alcancé a García Lorca, presente en azulejos celestes y blancos, cada pocos pasos. Vi más arriba a Huidobro y a Gabriela Mistral, y llegué a la casa de don Pablo recitando uno de sus poemas.

Horas después, en el camino de regreso me detuve de repente ante una frase de Benedetti. Un extranjero que  caminaba detrás de mí y tuvo que hacer maravillas para esquivarme, justificó mi descuido: «Es que no hay como el español para la poesía». Desapareció en segundos. Tal vez había intentado iniciar conversación pero pensó que yo no podía seguir su ritmo de caminata. Me demoré nuevamente ante los versos de Rubén Darío que se derramaban cuesta abajo desde los peldaños de una casa en una esquina.

Solo cuando oscureció y ya no pude disfrutar de las lecturas, me detuve por un café. Descubrí entonces al turista en la mesa contigua. Nos reconocimos con un gesto, en silencio. No cruzamos palabra hasta que, tras varios incómodos minutos, él se trasladó a mi mesa sin invitación previa y se disculpó diciendo: «Es que no hay peor silencio que el del español».

Mónica Difulvio
Nacida en BUENOS AIRES (Argentina) en 1958
(IX Antología)

2 comentarios: