LA FAZ DE ESPAÑA
Yo no quiero
escribir más cuentos, abuelos poetas,
ni trazar renglones
que opriman el pensamiento
siguiendo una trama
repetida en el tiempo,
ni cifrar signos
difusos sobre el silencio blanco
que guarda en sus
entrañas memorias del futuro.
Y tampoco quiero
remarcar la colosal arruga
de esa faz querida
que se escapa del marco
buscando su canción
entre los recuerdos dudosos
de tantas vivencias
sobre la piel de estas tierras.
Yo quiero ser nieta
de vuestros versos, abuelos.
Y si no me
alcanzasen las palabras para hacer
una España así como
antaño soñaran vuestras
plumas, los colores
de Julio Romero de Torres
pueden alcanzarme
para pintarle un rostro
a esta patria
teñida tantas veces ya de tantos
contrastes, de
arreglos y desarreglos, siempre
hecha y siempre
inacabada, siempre perfecta
y siempre por hacer
en el devenir detenido
y a la vez
imparable de las cambiantes estaciones.
¡Ay, abuelos,
poetas! Yo aspiro pintar con palabras
la luz que hace
visible el perfil de un rostro cuyos
ojos recuerdo en un
mar interminable de olivos
y anhelos
inagotables por mirar detrás del horizonte;
de unos labios que
en la infancia me besaron
dejando en la piel
de la inocencia el olor del roble,
de la encina y del
junco, cual aliento fresco que fue
dando forma con
paciencia infinita a esta tierra arcillosa.
Pintar de azul los
versos para que ese trozo de cielo
donde bebieron
vuestros sueños, abuelos poetas,
sea el marco de un
espejo donde sonríe la faz de España.
Ángela Castillo
Olmo
Escritora
(IX Antología)
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