jueves, 25 de febrero de 2016

ANTOLOGÍA 2015: PERVIVENCIA



PERVIVENCIA

La mujer levantó la cabeza y descargó el hatillo. Ante ella se erguía la formidable fortificación que protegía a la Legio VII Gemina Felix Pia; aunque aquello, más que un campamento romano, era ya una auténtica ciudad. Algunos hombres de la familia estaban huidos o muertos por lo que tocaba a las mujeres criar a sus hijos y sobrevivir trabajando el pequeño huerto familiar.

La mujer levantó la cabeza y posó los cestos. Por encima de la muralla se levantaban desafiantes los andamios de la nueva catedral. Aunque León ya no era la capital del reino, Alfonso X apoyaba fervientemente la grandiosa empresa. Los hombres de la familia se habían ido a quién sabe qué guerra o a la obra catedralicia; las mujeres sacaban adelante a sus hijos con los productos del pequeño huerto familiar, vendidos para alimentar al aluvión de obreros.

La mujer levantó la cabeza y se apoyó en la fuerte muralla vigilada por gabachos de calzón blanco. Los casi cinco años de invasión francesa habían traído más desgracias que otra cosa, incluida la muerte de casi todos los hombres de la familia. Al menos los dominadores habían permitido a las mujeres seguir trabajando el pequeño huerto familiar con el que a duras penas iban alimentando a sus hijos.

La mujer levantó la cabeza y esperó en el semáforo. Al otro lado de la calle se alzaba la elegante catedral flanqueada por la muralla milenaria y los nuevos jardines de la zona peatonal. Su día era un continuo correr de un sitio para otro, buscándose la vida, arañando tiempo al tiempo a fin de completar los ingresos de la casa y poder ofrecer mejores oportunidades a sus hijos. Por suerte el pequeño huerto familiar aportaba una ayuda a la despensa y un lugar donde sentirse en paz.

Rosa García Cachán
(IX Antología)


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