miércoles, 6 de abril de 2016

ANTOLOGÍA 2015: NADA ES NUNCA COMO PROYECTAMOS



NADA ES NUNCA COMO PROYECTAMOS

«Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra…»
(Blas de Otero)

Me fui una vez para no volver, y al final he vuelto.

Y he visto cómo la intolerancia acusa de robarle el pan a quienes, igual que yo, un día se fueron. Qué importa si de otro lugar: todos somos zarandeados por el mismo viento.

Se ahoga la esperanza en mares demasiado estrechos. Se desahucian vidas ajenas en la pantalla, mientras la indiferencia sufre una digestión pesada. Pasa el letargo para salir a celebrar un gol por las calles. Entonces no hay pereza. Ahora, en lugar de venerarlas, se trepa a las estatuas. De los antiguos dioses no queda uno. Otro nuevo, erigido en su lugar, nos deslumbra con su inalcanzable opulencia. La ignorancia engorda como una sanguijuela.

Nada ha cambiado: pan y circo llenan el estómago y vacían el alma.

Me fui una vez para no volver, y al final he vuelto a un país ajeno. Puede que siempre haya estado ahí, y yo fuese entonces demasiado joven para verlo.

Me pregunto, después de todo, para qué tanto trayecto.

Desando el camino mientras duermo. A orillas del Tíber me siento una vez más, los pies colgando, a rumiar mi desconcierto. Una a una voy tirando inocencias al agua. Solo dejan círculos concéntricos… por breve tiempo. Cuando ya no me queda ni una, detrás van las esperanzas, los sueños… Cuanto más funestos, más rápido se hunden los pensamientos. En el fondo, resulta tentadora la quietud y el silencio.

Pero en este día, aunque solo una libertad me dejen, escojo mi derecho a elegir cuándo y cómo. Y despierto.

Nada es nunca como proyectamos. Toca improvisar para seguir viviendo.

Salomé Guadalupe Ingelmo
Doctora en Filosofía y Letras
Miembro del Instituto para el Estudio del Antiguo Oriente Próximo, UAM
MADRID
(IX Antología)

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