CRUZANDO EL CHARCO
¿Huyeron de sus
lenguajes?
¿Pactaron un encuentro
más allá del charco?
¿La progenie de las lenguas
qué anhelaban al saltar
fuera del cauce?
La cita de las Españas,
fue el español.
¿Por qué el español?
Sin duda por Góngora y
por Borges, por Paz y Darío, por Lope y por Vallejo.
Porque Neruda dijo,
porque anotó Cela.
Un refugio que es un
palacio.
Las palabras y las
lenguas viven en el torbellino,
cuando se aquietan
languidecen,
al sentar academia son
heridas de muerte.
Se extienden en el habla
de los pueblos,
se condensan en el verbo
del poeta,
osan el cristal de gran
tamaño cuando pactan la ley y la fiesta.
Se fatigan en la palabra
de la súplica,
en ruegos, peticiones y
demandas.
Vuelven a ser ellas
cuando las susurran los amantes.
Simulan parecidos,
semejanzas, posibles traducciones.
La palabra crea un vacío
en el silencio.
Yo trato de ajustar mi equilibrio
a la línea del tiempo.
Sin comprender miro las
pasadas edades,
cuando te descubrí en el
horizonte,
majestuosa entre dos
eternidades.
A tu izquierda, el
pasado
es un montón de folios
escritos y archivados.
El futuro a tu diestra,
es una roca virgen
esperando el diseño que
tu mano maestra se apresta a moldear.
Entre el tiempo vivido y
la extensión inmensa del tiempo por llegar,
sobre tu nombre descansó
mi oído,
antigua y fascinante
caracola
que desbordó de música
mis días.
Mis pasos no vacilan ante
el vértigo;
ninguna encrucijada me
desvía.
Aquella línea incierta
es un camino
que se interna sin fin
en el futuro.
La sombra de tu mano es
un refugio para siempre seguro,
ahora, siento en los
surcos que tu arado labra.
Ahora y para siempre,
mío ha de ser el lenguaje de las Españas,
tuya ha de ser la última
palabra.
Mª Dolores Varela González
Seudónimo: Abraixas
CARBALLO (La Coruña)
(VIII Antología)
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