LOA DE LA LOCURA
«Hazme un sitio en tu montura…».
(León Felipe)
En un lugar de la tierra,
cuyo nombre recordar quiero,
alguien te espera,
moderno Prometeo,
enhiesto samurái de
alta figura, maltrecho redentor de los sin causa.
Haz un alto en tu
camino, caballero desgarbado,
y escucha las voces
todas de los sin techo,
de los parias del
mundo, de los desposeídos:
a los tiernos
infantes, hombres prematuros, ay,
que ganan el
sustento en los vertederos de Acahualinca,
buscando entre las
basuras siquiera la sombra,
un breve destello
de su dignidad perdida;
a los embrutecidos
adolescentes de las favelas de São Paulo,
pistoleros precoces
y temibles de un filme de balas veraces
y muerte constante
más allá del desdén.
Detén tu cabalgar
atribulado y arroja el yelmo lejos,
para que lleguen a
tus oídos, diáfanas y precisas,
las voces que
anhelan un nuevo orden, una luz nueva.
Escucha, oh, tú,
redivivo Quijote peregrino,
errabundo y loco
visionario de los páramos de Castilla,
tan cuerdo, sin
embargo, y decidido,
en pos de la
justicia que alienta tus empresas,
paladín de
afligidas viudas y huérfanos sin defensa,
que intentas «facer
Españas» montado en tu corcel de sueños.
Escucha, digo, la
clamorosa voz del náufrago anunciado
que cruza el
Rubicón de la esperanza,
soñando un esquivo,
imposible El Dorado,
a bordo de pateras
de espejismos,
que zozobran sin
remedio en el mar de la desidia.
Haz un alto en el
camino, caballero desgarbado,
que quiero atar en
tu lanza mi pañuelo de aflicción.
Haz un alto en el
camino, moderno Prometeo,
y purifica en tu
fuego justiciero la vanidad de los días,
la serena quietud
de las dormidas mentes,
el blando diván de
las rosas y el vino,
la ilegítima
riqueza
y el desmedido afán
por lo perecedero.
Juan de Molina
(X Antología)
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