FACEDORES DEL «ESPAÑOL DE LA
HISTORIA»
-Desde que D. Miguel nos adoptara, Sancho, y nos criara
cual verdadero padre, y tal que el Dios bíblico, nos pusiera en el paraíso de
la imprenta madrileña de Juan de la Cuesta, a cada centenario de su muerte (22
de abril de 1616) objeto es él, en todas las librerías, de auténticas plagas,
en el mejor sentido, de biografías, y objeto sus obras, incluida la nuestra, de
análisis y reediciones…, menos en los siglos XVII
y…
-¡Pare, mi señor, que sé bien cuáles fueron…!
-¡Fueron, déjame referirlo abrevándome (como tú) en D.
Francisco Rico: «el XVII y buena
parte del XVIII», en que
concretamente nuestra obra, que se vendía muy bien, «no provocó comentarios o
secuelas mínimamente sustanciosas».
-Mas no padezca, mi amo, y recuerde que «aunque francés,
tuvo entonces España el rey que más atención nos ha dedicado».
-Razón llevas, amigo, pues que «en 1693, Felipe V, aún
jovencísimo duque de Anjou, redactó en su lengua madre un pequeño Tome V de Dom Quichote de la Manche, demostrando que nos conocía tan admirablemente, que capaz fue de
ampliar nuestro patrimonio aventurero con nuevas aventuras y episodios tan
inesperados como el de la irrupción de Maritornes en el desván de la venta para
emprenderla a porrazos con nosotros».
-¡Eso y que «en el cuadro de honor cervantino de la
monarquía le sigue José Napoleón I, con la iniciativa de buscar los restos» de
nuestro padre «en las Trinitarias, y depositarlos en un monumento con su
estatua»! ¡Más «la edición castellana de Lord John (Londres, 1738)»!
-¡Nada, pues, casual que el gran aprecio y difusión de
nuestro libro, facedores ambos de Cervantes como «el español de la historia»,
«debieron entonces más a Francia e Inglaterra que a España»! ¡Pero ya más por
algo así habrá de tosernos naide ni denguno!
Federico Sánchez
Alcolea
Licenciado en
Filosofía y Pedagogía
Profesor jubilado
MADRID
(X Antología)
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