MOLESTANDO A FEDERICO
A pesar de tus múltiples ocupaciones Federico, hoy elijo
rescatarte y con tijeras de viento me atrevo a cortar por un momento, el hilo
que sostiene la eternidad de tu descanso. Sé muy bien que la voz es lo primero
que se lleva la muerte, pero resulta que mi hijo asiste todas las mañanas a un
colegio que lleva tu nombre y al salir por su portal, en una lluviosa tarde otoñal,
se le ocurrió preguntar por ti.
Ante la demanda de
una pronta respuesta, con la claridad y la exactitud que exigen los labios de
la niñez, solo atiné a decir que fuiste un destacado poeta, de esos que
buscando cantares por pueblos antiguos de viejas ciegas, cayó asesinado por
bárbaros empeñados en demostrar que la vida no es más que un lienzo donde se
plasma un catálogo extenso de incomprensiones.
Cómo explicarle que
fuiste un muñeco manirroto, lleno de bondad e ingenio, que hiciste desbordar un
mundo de imágenes, colores y de sueños, incendiando a su paso extensas praderas
y campos, fuego que no pudo ser contenido ni por todo el agua de un océano, y
que encontró la ruta para acunar en nuestros corazones americanos todo lo que
para nosotros tenía algún sentido al otro lado del Atlántico.
Parece mentira
cuando me inclino y veo tanta sombra revuelta en tus cabellos. No atino a
precisar si lo opaco es recuerdo de las bodas de sangre saliendo por tus
sienes, o es el riguroso luto de la ignominia galopante. Yerma nunca más será
la tierra donde crezca la semilla que regaste. Ya no nos asustará el sonido de
la lluvia, el cauce desbordado de los ríos, el rugido del jaguar en la
oscuridad de nuestras selvas. En los días de torrencial lluvia tropical,
correremos a refugiarnos bajo el techo de la casa de Bernarda Alba.
Federico García Lorca, poeta padre, maestro de muchos que
intentamos buscar un camino por estas largas y nuevas avenidas. Ya se acerca la
primavera, es tiempo de respuestas.
Rafael Navarro
Cabezas
Periodista
latinoamericano de madre española
(X Antología)
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