LA MAÑANA SIEMPRE VUELVE
Las cosas están
complicadas.
Molestan la
historia, las tradiciones, el arte. No hay respeto por la cultura y el arte es
cultura.
Acomplejados por mostrar nuestras referencias, sin
embargo, defendemos a muerte los colores de un equipo de fútbol. Es necesario
que desterremos el desapego, monarca absoluto de nuestra existencia. ¿Cómo
hemos llegado a sustituir la excelencia por tanta mediocridad?
Dicen que cada país tiene los gobernantes que se merece y
no estoy de acuerdo. Somos un pueblo razonable y trabajador, pero somos
crédulos en exceso. Las élites, avezadas en la oratoria, intentan convencernos,
pero el ejemplo cala. Un buen número de españoles hace poco ruido y la noche
les sorprende laborando en despachos, quirófanos, corrigiendo exámenes, atentos
a la campana del parque de bomberos o pensando cada molécula, cada segundo de
su tiempo, la manera de mantener su modesto negocio sin mandar al paro a sus
dos trabajadores.
Es necesario renacer todos los días. Somos honestos. Sí,
señores, lo somos. La inmensa mayoría es honesta. La epidemia que ahora nos
aflige pasará como pasan las tormentas. La mañana se renueva siempre. Sí, eso
es, mañana, quizá mañana, seguramente mañana, la cordura volverá transfigurada
en lluvia fértil.
Carmen Fernández
Pérez de Arrilucea
Auxiliar de
Enfermería jubilada
VITORIA-GASTEIZ
(X Antología)
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