LA MIRADA
«Que la importancia esté en tu mirada, Natanael, no en la
cosa contemplada».
(André Guide, Los alimentos terrenales)
Es dolor de dentro,
de sangre con sabor a tierra por mis venas. De sábanas mullidas hechas de
banderas en las que nos recostamos y dormimos, y nos arropamos y usamos de
capa.
De esta sombra de la memoria que tanto se empeñan en que
sigamos recordando los que nunca nacimos allí, como si ese recuerdo fuera un
hombre del saco que nos mete a todos en la misma oscuridad. Yo no soy de esa
España, no me hagáis cargar con ella.
Renuncio a esa parte de mí que es de todos. A la
colectividad inerte y de inercia. A esa que no me representa porque siempre se
bifurca a izquierda o derecha. Porque todos los caminos son ahora tenebrosos y
yo solo quiero volar, sin alas prestadas ni vientos fáciles. Lucho en un
espacio intermedio entre lo que soy y lo que somos. ¿Y si este total ha dejado
de ser mejor que la suma de las partes?
Cae la lluvia. Me empapo cada día sin condiciones en esta
isla de cemento y humo porque necesito gritar a las mentes de mi lado, de mi
generación, de mi patria, de mi historia. Necesito gritar que el reloj se paró
para nosotros, para que sigamos dando cuerda al tiempo en nuestro camino sin
bifurcaciones y los jóvenes del mañana puedan caminar entre nuestros pasos sin
tropezar con nuevos baches.
Somos la generación que apartará las piedras y llenará
los surcos de esta meseta maltrecha y ajada. Y fijaremos la vista al frente
para no convertirnos en estatuas de sal al mirar hacia atrás. Porque el sol
calentará nuestras rodillas. Porque la vista será bonita desde allí.
Ángela Cantalejo
Periodista
SEGOVIA
(X Antología)
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