viernes, 6 de octubre de 2017

ANTOLOGÍA 2016: UN PAÍS EN LLAMAS



DE UN PAÍS EN LLAMAS

Los dedos de mis pies tiesos sobre este gélido panorama. Mi alma inerte de desazón, por el contagio imbécil de la productividad pragmática. «La vida en la frontera no espera, es todo lo que debes saber», decía Juan Perro y, como perros famélicos, desafiamos su frase apilados en el interior de la valla electrificada. Sin saber, sin querer saber. A esperar, a congelarnos de inmovilidad, a perder el aliento libre en el aliento corrupto del maniquí. Perdidos en el regazo terrible de los caciques del no. Perdidos en la salubridad de la estática, en la constancia del sistemático orden. Quietos, esclavos, anclados a la blancura cegadora de nuestras páginas llorosas. Domesticados por hombres de hielo que envidian nuestro imparable calor. El recorte a la vivienda, el salario irreal para un consumo que sume. Deberíamos arder. Vivir. Hervir el océano para caminar al encuentro del verdadero hermano. Somos hoguera y somos remedio. La creación desde el caos, la enfermedad como arquitecto de historias. El dolor como maestro burlón, la risa como estilete del sí. El albedrío sin corbata, sin camisa, las plantas descalzas caminando sobre las brasas de la memoria. La brisa de la guitarra relajando el sudor del mal trago, el cálido abrazo de las tierras tórridas del esperpento. La letra hispana bullendo en nuestros riegos sanguíneos, la cultura latina como único orgullo guerrero. La calle, la conversación, el eterno aprendiz de rostros alegres. Entiéndalo el amo glacial, no solo somos playa, sino también sol y pata de gallo, somos el fuego y la experiencia, la pasión del céfiro. «La vida en la frontera no espera, es todo lo que debes saber…». Derriba la cerca; vive los libros, lee la vida.

Roberto Migoya Ramos
Licenciado en Historia del Arte por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León
PONFERRADA (León)
(X Antología)

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