FACER CIUDADANOS
La puerta se ha cerrado tras el último grupo de alumnos y
me quedo en el aula que volverán a pisar, ellos sí, tras el verano. Me duele
pensar que hoy entro definitivamente en el mundo de los adultos. Se acabó
compartir tiempo y esperanzas con hornadas de alumnos preparándose para
afrontar el mundo exterior. Espero haber contribuido en su proceso de
vertebración. Tal ha sido mi ideario: darles sed y no agua, caminos y no
destinos, ventanales y no paisajes.
Decía Montaigne que vale más una cabeza bien hecha que
una bien llena. Educar consiste en dotar a los alumnos de recursos,
instrumentos, reflejos, para un futuro en el que serán protagonistas. Espero
haber cumplido la multiplicidad de roles que exige la profesión: impartir una
asignatura, aclarar conceptos, sembrar dudas, despertar afectos, engendrar
respeto, irradiar justicia, contagiar entusiasmo, generar tolerancia, translucir
pasión, revelar sutilezas, abonar eriales, injertar tenacidad, interpretar el
pasado, explorar el presente, construir el futuro…
Si queremos un futuro conforme a nuestros sueños, un país
habitable, los docentes debemos poner nuestro grano de arena para ayudar a los
jóvenes a devenir ciudadanos responsables, generosos, participativos,
solidarios, equitativos, entusiastas. Deberíamos ayudarlos a analizar, a
apreciar, a argumentar, a clasificar, a comparar, a compartir, a comprender, a
contar, a contrastar, a criticar, a deducir, a desarrollar, a descubrir, a
discutir, a dudar, a escoger, a escuchar, a esforzarse, a imaginar, a integrar,
a intuir, a juzgar, a leer, a memorizar, a observar, a opinar, a pensar, a
percibir, a perder, a perseverar, a preguntar, a redactar, a reflexionar, a
respetar, a resumir, a sentir, a sintetizar, a valorar, a volar.
Ramón Alabau Selva
Nacido en
RIPOLL (Gerona) en 1947
Profesor de
Lengua Francesa desde 1964 hasta 2011
(XI
Antología)
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