jueves, 21 de diciembre de 2017

BIENVENIDA AL INVIERNO

Entramos oficialmente en el invierno.


«El invierno es todo frutas y linternas

olvidadas y esqueletos santos de palomas
en el bosque. El invierno besa, enamorado,
los labios gloriosos de la vid con sus labios
de granizo, y se duerme sobre ella.
El invierno puede venir un día, blandamente,
por el valle y, cual un fósforo en la mano,
llevarse una vida a su ciudad como un ladrón.
El invierno enjoya al hombre tristemente,
el invierno lava tumbas de monarcas
y mendigos, y corona el áureo y viejo otoño
con un rayo de ceniza en la cabeza. Respetad
al invierno, la antigüedad de sus plantas,
su cetro de rocío en la espesura; respetad
los rostros eternos de los árboles y el viento
en su dominio, cuando cesa todo en torno
y él se inclina, carcomido y sonoro, como un piano
en un estanque o como un muerto en una tumba».


(Jorge Eduardo Eielson, «Oda al invierno»)

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