«FACER
ESPAÑAS» EN EL SILENCIO
Paseando
una noche de septiembre junto a la catedral de Sevilla bajo una ligera lluvia,
me sorprendí sintiendo escalofríos de belleza. Los charcos que se formaban en
la calle reflejaban la Giralda y las luces de las farolas, y parecía que
hubiese postales de cristal esparcidas por el suelo de adoquines. Y mientras me
dejaba hipnotizar una vez más por las gárgolas y su arquitectura, pensé en qué
grandes fueron los que idearon algo tan hermoso, pero sobre todo, imaginé a las
personas anónimas que lo construyeron, que lo hicieron posible con su esfuerzo,
trabajando arduamente para hacer grande a otro. Obreros, canteros, vidrieros,
artesanos… gentes de diferentes lugares y tiempos, cada cual con su creencia,
que jamás estarían en los libros de historia y que, sin embargo, estuvieron en
primera fila.
Al fin
y al cabo, son personas desconocidas quienes en lo oculto hacen que un lugar
alcance esa magnificencia y cobre vida propia. No importa que sea un contable
con alma de poeta escribiendo Poemas de la oficina en Montevideo. O los padres que con su
insignificante pensión ayudan a sus hijos adultos. O un recaudador preso por
pícaro que empieza a esbozar en su mente al Quijote. O un canario, futuro indiano, que lo dejará todo en su isla amada para
hacer las Américas. E incluso, un habitante de un mágico pueblo llamado
Macondo.
Cuántos
«facen Españas» en el silencio. Y así tantos, que con su pequeño grano de arena
cimientan un hercúleo camino para que pisen los que vendrán, aunque estos no siempre
conocerán sus nombres.
Seudónimo:
Juan Bopa
LA CRUZ
SANTA (Tenerife)
(XI Antología)
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