Bienvenido
el otoño de la mano de Juan Ramón Jiménez:
«¡Claras tardes del otoño moguereño! Cuando el
aire puro de octubre afila los límpidos sonidos, sube del valle un alborozo
idílico de balidos, de rebuznos, de risas de niños, de ladridos y de
campanillas…» (Platero y yo).
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