OTRO SIGLO DE ORO
A
las seis de la mañana la gentil Dulcinea detiene el iracundo despertador. Y con
él un dulce sueño. Pero aún le queda tiempo de guardar en la memoria el
delicado momento para continuarlo luego, cuando vuelva derrotada, casi de
madrugada, y a buscarla regrese Morfeo y en sus brazos de Romeo la devuelva a
su otro mundo, y la aleje de este otro que solo es trabajar y trabajar.
Sancho
conduce su camión de mercancías tantas horas al día que le ha salido panza. No
lucha contra gigantes que son molinos, ni blande espadas contra enemigos. Más
valiente aún: paga facturas, salda sus deudas, alimenta a sus hijos…
Segismundo
vive soñando con una larga ovación y, mientras llega la ocasión, sirve cafés en
Polonia donde el viento lo llevó en busca de un futuro mejor. Realidad versus
sueño, mas es fuerte el deseo del quijote Segismundo que no pierde la sonrisa,
aun en la tarde más fría, mientras va a una audición. Quiere soñar que sueña
sueños y despertar de la triste ficción de trabajar en un oficio que no le
aporta pasión. Pero él lo tiene claro: la actuación es todo su mundo.
Y
así, Calistos y Melibeas se besan escondidos en todos los parques sin tanto
drama. Góngoras contra Quevedos, políticos de una farsa que enmarañan las
palabras, pero con más sinsentido y menos arte, ingenio y elegancia.
Cuántos Murillos latentes, cuántos Lopes desconocidos, cuántos Velázquez dormidos.
Así
«facen Españas» muchos en este otro siglo. Aún no es de oro, pero podemos
sacarle brillo. Larga ha sido la historia, pero que corto sea el camino de esta
tarea común que lleve a un mundo nuevo, más justo y más sencillo, que hable mil
lenguas maternas y que tenga un solo sino.
Victoria Martínez-Agüero
Guionista
SEVILLA
(XIII Antología)
Cuántos Murillos latentes, cuántos Lopes desconocidos, cuántos Velázquez dormidos.
Guionista
SEVILLA
(XIII Antología)
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