FACIENDO
CULTURA
Me
llamo Beta y soy maestra en Mairana (Bolivia). Con trece años, papá pactó mi
matrimonio con un anciano. Mamá, sumisa y silenciosa, colocó mis dos vestidos
en una bolsa atada con rabia. La noche antes de mi boda, se acercó al camastro
y tiró de mí. Cruzando campos sembrados de oscuridad y miedo, llegamos a casa
de Emilia, una maestra española. Cuando el llanto de mamá rompió la noche rumbo
a casa, Emilia me acogió en sus brazos y su vida. Me enseñó a pensar y razonar,
a protegerme de miradas y manos posesivas, a respetar y hacerme respetar
utilizando la palabra. Me transmitió el amor al ser humano sin límites,
banderas ni dialectos. Aquella mujer, mitad de acá, mitad de allá, despertó
ilusión en los niños y temor en los adultos que veían en el progreso un desafío.
Al irse, me dejó un pedazo de tierra donde echar raíces, la escuela y una
misión: facer cultura.
A
menudo, las lluvias torrenciales arrasan paredes y cultivos, pero no asolan la
estrechez de mente de mi pueblo, aunque cada vez son más las niñas escolarizadas
y las madres que apoyan mi labor. Enseñar letras y números es fácil, lo difícil
es erradicar la ignorancia, los ritos arraigados en aldeas, donde décadas
después, los hombres aún ven en la maestra una amenaza, las niñas una promesa y
los jóvenes una tentación.
Hoy,
pensaba hablar a mis alumnos de Emilia, ensalzar la huella que dejó en mujeres
con sueños pequeños, incitándolas a soñar en grande, a defenderse de las
injusticias y costumbres ancestrales a las que aún siguen sometidas. Pero hoy,
solo puedo conjugar el verbo llorar, porque el pupitre de Dulce está vacío,
esta noche su cuerpo infantil dormirá al lado de un hombre con hacienda y sin
escrúpulos. La historia se repite. La impotencia y la tristeza me invaden, pero
debo seguir luchando. Ayúdenme…
Gelines del Blanco Tejerina
LEÓN
(XIII Antología)
LEÓN
(XIII Antología)
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