MIGRANTES:
RETORNO A LAS RAÍCES
Hace
poco menos de tres años embarcamos en el puerto de La Guaira, navegamos
diecisiete días en el Monarch hacia una nueva vida.
Trajimos
con nosotros una trayectoria llena de aprendizajes, la añoranza de un país que
ya no existía y la esperanza de encontrarnos en un nuevo país, en una nueva
vida.
Hacer
el trayecto en barco tuvo gran significación, pues hacía más de sesenta años
que mi madre, mi padre, mis tíos y abuelos habían hecho el trayecto inverso.
Somos
emigrantes y, a la vez, inmigrantes. Volvíamos al terruño de mis padres, a la
Galicia que mi abuela y mi padre añoraban al comer pulpiño
y bailar muñeiras; al Aragón de mi abuelica Juana, mis tías y mi madre;
al Madrid azorado y palpitante de mi tía y mis primos.
Pero
también me iba de mi hogar, mis voces, mi lugar. Dejé atrás toda una vida,
amigos, profesión. Al cerrar nuestra casa en Caracas, dejábamos todo atrás:
nuestros espacios conocidos, la omnipresente Ávila, así como un lugar
profesional, un reconocimiento labrado con años de dedicación y buen hacer. Y
amistades que compartieran el dolor de irnos de un país secuestrado.
Al
llegar, sentí que no era nadie. Nadie me conocía, nadie me ofrecía empleo, todo
era diferente. O así lo viví cuando llegué; ahora entiendo que llegué siendo
todas las personas que podía ser.
Y así
nos hemos ido reinventando. Lo primero fue el lenguaje y el trato. Conseguir
empleo fue arduo, pero no imposible. Poco a poco hemos vuelto a hacer
amistades, nos hemos ido reconstruyendo.
Y
ahora no queda más que agradecer a esta España, que ahora también es nuestra y
por eso parte de nuestra responsabilidad ciudadana, agradecerle el habernos
recibido con el mismo amor con el que Venezuela recibió a mis ancestros.
Verónica Gallego Mengod
Licenciada en Psicología (magna cum laude) y Letras. Magíster en Estudios Literarios de la
Universidad Central de Venezuela
Profesora universitaria, psicóloga, formadora y consultora de
Formación
Nacida en CARACAS, reside en Madrid desde 2016
(XIII Antología)
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