martes, 1 de febrero de 2022

ASÍ ESCRIBEN NUESTROS AUTORES

 





«… Cogí las manos tiernas de mi hija y dije con un acento plagado de colores: “¡Tierra de confusión! Pedí la bendición del dinero y recibí la fortuna del amor más grande. Como Dios ahora soy padre, y a él encomiendo la protección de mi hija, pues en su piel, como la mía, la memoria del pueblo yace; y de esta tierra de la que florece la vida. Siervo soy de ahora en adelante de mi mujer, de esta arena y de mi hija”» (pág. 248, Lucía Prieto Gómez, «Canela»).


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