«… Menguados son los dineros concedidos por el
virreinato, pero no se puede escatimar en solemnidades como esta, a la que
acudirá lo más granado de la ciudad. Muchos años viene trabajando en su puesto
vitalicio y a muchos rectores, maestrescuelas y bachilleres ha visto pasar,
pero le queda el orgullo de, entre todos, haber levantado en las Indias, para
engrandecimiento del reino y difusión de la sabiduría, una universidad que en
poco se diferencia de la salmantina en la que estudió tanto tiempo atrás…»
(pág. 16, Miguel Ángel R. H., «Colación»).
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