lunes, 23 de mayo de 2022

ANTOLOGÍA 2021: DOCTOR LUNAREJO

 



DOCTOR LUNAREJO

 
No fue la causalidad que acogiera a ese niño luego de oírle interpretar en latín los cánticos de la misa. El niño Juan Chancahuaña, que pronto obtendría los apellidos Espinosa Medrano, desarrolló su talento gracias al sacerdote español que cuidó y alimentó sus intuiciones a comienzos del siglo xvii. Ese niño, conocido como el Lunarejo por el enorme lunar en su pómulo izquierdo, años después logró una de las becas para indios, fundadas por el obispo del Cuzco don Antonio de la Raya. Luego fue admitido de modo excepcional en la Universidad San Ignacio de Loyola, y poco después de cumplir dieciocho años obtuvo el grado de doctor en Teología. Sabía que la nobleza no solo se heredaba, sino que era un árbol con frutos de distintos colores que el paladar saboreaba con la memoria de los que nos antecedieron.

Se adueñó de la cultura europea consciente de la magnitud del tesoro encontrado. La magia de las palabras de su tribu fue enriquecida con los libros que llegaron desde el viejo continente, palabras que hicieron Españas allí donde una boca las pronunció con ternura.

En 1668, el virrey, el conde de Lemos, se dirigió con unos cuantos soldados de caballería para reprimir un tumulto de indianos en Puno. Pero lo que encontró allí fue al doctor Lunarejo predicando a la muchedumbre con prodigiosa riqueza verbal. El virrey tuvo que bajarse del caballo para atender su disertación. Aquellos sermones desplegaban referencias eruditas sobre mitología, historia, poesía y ciencias naturales, y fueron recopilados en el libro La novena maravilla, en 1695. «No olvidéis las palabras que os acunaron —decía— la hermandad de vuestra lengua. Contemplad lo que allí delante tenéis, es el viento cantando, el profundo espíritu de la tierra que nos abraza a todos por igual».

 
Rodrigo D. C.
(
XV Antología)
 

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