CARTA PERDIDA DE DOMINGO DE SOTO A GINÉS DE SEPÚLVEDA
Docto y cronista Ginés de Sepúlveda, os escribo tras leer De regno et regis officio. Cristo dijo: «Si tu hermano peca, ve y
redargúyele entre ti y él solos». Para vos es causa justa de guerra someter al
servicio del imperio a hombres de naturaleza malvada, pues el imperio sirve a
Dios. Sabed que por vuestras palabras mueren cristianos y se les niega toda
esperanza de conversión a hombres que no saben de Cristo.
Os he oído decir que los indios pecan porque sus leyes pecan contra natura,
que la guerra contra ellos es justa por sus niños y sus venideros niños, para
evitar la opresión de sus padres. Si la ley peca, castigad la ley, no a sus
sometidos. En la guerra los débiles defienden no su ley, sino su vida, don
divino. La ley se combate con palabras, que no hieren sino al orgullo y a la
sinrazón. ¿No son palabras las Sagradas Escrituras? En la cuestión de las
Indias prima aprender su lengua y enseñar la nuestra, adoctrinar y volver a los
indios fieles súbditos a la Corona. En vez de espadas, libros, en vez de fuego, imágenes de Nuestra Señora, más
capaz que todos los ejércitos.
Nuestra S.C.R.M., el rey, aconsejado por
los doctos, promulga para todas las Españas la ley humana, y es buena, se
aproxima a la ley divina en la medida que entendemos su palabra gracias a la humilde
labor de estudiosos del hebreo y el griego, tan ajenos al latín como el español
para los indios. Esa ley algún día será la del mundo, hasta entonces recordad a
Cristo. ¿No fue una espada lo que recriminó usar a Simón Pedro? Él salvó
nuestra alma, hecha con amor, digna de amor, con palabras.
Quien usa la guerra, peca. Quien se cree
con la razón por ser aliado de poderosos, peca. Todos somos siervos de Dios,
solo Dios es invencible, solo a Dios sirven los siglos.
Con esperanza, deseando vuestra respuesta,
fray Domingo de Soto
Pablo
Macías Casado (Valladolid)
Con esperanza, deseando vuestra respuesta,
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