LA CASA DE TREJO
Enclavada en la Nueva Córdoba,
guarda en sus muros pasadizos, galerías,
bibliotecas y museos,
el archivo de las tensiones de un continente
agitado y una patria naciente.
Hombres con sotana, con armaduras, biblias y
espadas
habían bajado por el Capac Ñam.
Se vio correr sangre, asombro de caballos y
cañones,
se tocó la muerte por guerras y pandemias,
la desunión abonó la derrota de los invadidos.
La tozudez de los jesuitas diseminó templos en los
lugares más hostiles,
pero fue también visionaria en la capital de la
Tucumania.
Custodiados de ángeles arcabuceros,
diseminaron la diversidad de su procedencia
española.
Dictaban clases de filosofía, ciencias y literatura
en romance castellano,
enseñaban latín y álgebra, eran arquitectos y
lutieres,
además estudiaban las lenguas y culturas nativas.
Más por la seducción que por la fuerza
avanzaron con su prédica de conversión cristiana.
Uno de ellos, el obispo Hernando de Trejo y
Sanabria en 1613
creó un colegio y una alta casa de estudios.
La Universidad de Córdoba nació gratuita, becaba a
los alumnos
gracias a la rica producción de las estancias del
imperio jesuítico.
Y fue la cuarta universidad de América,
por doscientos años la única de Argentina…
Fue pontificia y real, franciscana, secular, laica,
provincial, arancelada, nacional
y por fin desde 1949, gratuita y popular.
Pudo morir en cada nueva situación, pero
sobrevivió.
Hoy ciento diez mil candelas alumbran,
y aquel fuego que encendió Trejo
destella en el corazón de Sudamérica…
Nacida en Concepción del Uruguay, Entre Ríos (Argentina), donde reside
Profesora de Castellano, Literatura y Latín, postitulada en Pedagogía de la Lectura y en Escritura y Creatividad Humana
Ganadora del Premio Internacional y Plurilingüístico de Poesía Nósside (Reggio Calabria, 2018) Publicaciones: Palabras al vuelo y Bien pudiera ser (coautora)
(XV Antología)
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