martes, 11 de octubre de 2022

ASÍ ESCRIBEN NUESTROS AUTORES

 




«Las resonancias del alma hispana dieron cauce a la enseñanza y hallaron rumbo a las Indias a bordo de una carabela mayor; era el siglo xvi. Ya en tierra de ultramar, la Corona española nombró «real» a la primera universidad que México vio nacer. La bendición eclesiástica añadió el término «pontificia» por tres siglos, y lo «imperial» vino al acabar el patronazgo monárquico, que devendría en «nacional» por el pensamiento de la nueva república. Por último, la universidad sería bien llamada “autónoma”…» (pág. 150, Érika Mejía Vándalos, «Por mi raza hablará el espíritu»).


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