LA CASA QUE VENCE LAS SOMBRAS
Toda melancolía aloja
chispas, y en Felipe V, luego de diez días del balsámico canto de Farinelli,
resurgió el fulgor por el saber de su abuelo. Muchas veces se desconoce la
cadena de luces que hicieron fértil el nicho de los ancestros.
Un insigne marinero
llevaba una antorcha, su pecho brillaba cual luciérnaga orgullosa, su nave
surcó en medio de noches que fundían el cielo con el mar, no importaron
tempestades ni motines; él, cómplice y dichoso, portaba la real cédula que
permitiría otorgar grados en Teología, Medicina, Filosofía y Derecho al
seminario Santa Rosa de Lima de Caracas; su entusiasmo rememoraba al prisionero
que escapa de la caverna de Platón, y descubre su «lumbre de fiel claridad».
Nacía el 22 de
diciembre de 1721 el Real y Pontificio Seminario Universidad Santa Rosa de Lima
de Santiago de León del Valle Caracas, la futura Universidad Central de
Venezuela. Ya son trescientos años de ese viaje a lo universal de los saberes con
el tejido de la lengua hispana. Ha sorteado todo tipo de tormentas, aun
perdiendo en una travesía la voz plural de su Orfeón, dejando en las Azores los
silenciados sueños juveniles que no entonaron su canto agradecido ni en
Córdoba, Barcelona ni Madrid.
Imagino a su
arquitecto Carlos R. Villanueva narrando al rey Felipe V que somos patrimonio
de la humanidad y, entonces, ya despojado de sus sombríos días y vuelta su
corona expandidos faros de ciencia y poesía, brindar por el fruto de la luz.
Cuando los tiranos
han allanado su autonomía, el coro de las revueltas estudiantiles grita con
bríos: ¡UU UCV! El mismo estribillo que afronta bombas con piedras y escudos de
latón, celebra artistas y actos de grado bajo las nubes de Calder en el aula
magna, reiterando con el himno ucevista de Pastori, Alfaro y Castellanos: «…
empujad hacia el alma la vida / en mensaje de marcha triunfal...».
Omar Barrios Castiblanco
Venezolano residente en Argentina
Psicólogo, psicoterapeuta integrativo
Docente en Psiconeuroinmunología
(XV
Antología)
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