UN MISTERIO DE LOS TÚNELES
Cuando yo era un aprendiz de antropólogo y de escritor, tuve que dar una
clase en el colegio de Monserrat (Córdoba, Argentina), que antaño formaba parte
de la Universitas Cordubensis Tucumanae, fundada por los jesuitas en 1610 y
llamada más tarde universidad real. El tema era «Las leyendas macabras
cordobesas». Escogí como ejemplo, precisamente, una anécdota del siglo xix ambientada en los túneles cavados
bajo el colegio y convertida en leyenda.
La anécdota tenía como protagonista a Gaspar Rodríguez de Francia,
prócer paraguayo educado en el famoso colegio. El día de su graduación, en
1785, desafió a sus condiscípulos a adentrarse por uno de los túneles que los
estudiantes más audaces exploraban sin el permiso de sus celadores. El largo
corredor desembocaba en una cripta llena de antiguos esqueletos que al brillo
del farol que portaban parecían espectros. Para colmo, una de las calaveras
sueltas comenzó a moverse y todos, menos Francia, quedaron pasmados. Sin
inmutarse, este sacó su cuchillo y lo hundió en las cuencas oculares, varias
veces. Como por arte de magia, la calavera se quedó quieta y de ella fluyó un
chorro de sangre. Los estudiantes salieron disparados como alma que se lleva el
diablo. Francia estuvo allí un largo rato, y ese fue el comienzo de su fama de
valiente y de la leyenda.
Después de la clase, los alumnos me invitaron a conocer el sitio
subterráneo donde aquella se había originado. Recorrimos el pasadizo y la
cripta de marras; dentro de la misma, ahora completamente vacía salvo por un
retrato al óleo de Gaspar de Francia, yo tuve la vivencia que inspira este
relato y que fue como soñar despierto: el paraguayo, ya solo frente a la
calavera quieta, la alzó con el puñal. Ante sus ojos, la rata muerta fulguró
como una revelación…
Dr. José Luis Najenson
Graduado en Historia y Antropología, también es doctor en Filosofía
(XV Antología)
Graduado en Historia y Antropología, también es doctor en Filosofía
(XV Antología)
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