LÁGRIMAS Y FAVORES
Estudió
cerca de Málaga, pero fue en Granada donde logró la cátedra. Luego se le
pegaron los aires de la Complutense y la plaza Anaya por amistades varias hasta
que descubrió Hastings y Londres, y ascendió por el reino inglés hasta llegar a
Edimburgo. Su deseo de avance cruzó con ella el Atlántico hasta las Américas.
De entre todas las sedes del saber fundadas por los españoles al poco de
llegar, desechó las de Santo Tomás, San Marcos, Santiago y La Plata por su
semejanza con las de Madrid y la de la ciudad del Tormes. Laureó su aventura al
estudiar en la Regis University de Denver, de corte
jesuita y rasgos exóticos. Quizá el pragmatismo anglosajón fuese la guinda para
culminar su peregrinaje. Y como la felicidad habita en las raíces, volvió con
ánimos de morar en el placer de los bosques sin sendero. En su periplo, había
rebosado lágrimas, más aún después de afincarse en una casa castellana.
«No
te asustes, golondrina. La pasada noche (cruel), la borrasca Filomena causó
graves estropicios en el arbolado de la que fuera tu propiedad. El huracán se
cargó el olivo, cipreses… dejando malherido otro viejo ciprés, o lo que sea:
amenaza ruina y peligro. Al pasar con los “correlindes” nos encontramos con el
suceso. Han llenado dos contenedores medianos y lo que te contaré, morena.
Alguna rama pequeña ha dañado el techo de la pérgola. Es lo que hay, y te
cuento. Favor, más bien milagro, o cosa de adivinación y sortilegio, fue el
haber vendido dos años antes aquello que nunca fue remanso de felicidad».
En
otra silla, al abrigo de tierras propicias, ha conquistado su paz. Se pregunta
y se responde «sí»: ha hecho falta recorrer esas facultades para estar donde y
como está, porque la falsa modestia es mediocre y mora en aquellos
autolicenciados en la inexistente «universidad de la vida».
Luisa
Fernanda Rodríguez Lara
Sevilla
Catedrática
de Lengua Inglesa y Literatura Anglosajona
Científica y
lingüista con varios premios en ámbitos diversos
(XV Antología)
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