«Las ansias del
conocimiento todavía respiran en los claustros sedientos / que otrora cobijaron
aquella feliz nostálgica universidad de las Indias, / aquella que forjaba con
intensidad inaudita los artífices del amor a la patria. / Caudal de bendición
rebosa todavía encima de los pupitres recios / donde la pluma esparcía la
inamovible sabiduría de sus letras / fortaleciendo a la sedienta salud de
nuestro pueblo…» (pág. 192, María Dolores Varela González, «La salud del
pueblo»).
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