viernes, 26 de mayo de 2023

ANTOLOGÍA 2022: DESPLAZADO



DESPLAZADO
 
 
Un niño pocomam construye un cohete
con botellas de agua, tres, para ser exactos.
Una de gran tamaño, las otras dos, pequeñas.
La grande va en el centro, las chicas la flanquean.
No tiene mala pinta, el resultado, digo,
para ser un juguete deudor de la pobreza:
su propia sobriedad es su hermosura.
 
Con botellas vacías de tan preciado líquido,
de un agua que es tesoro por su ausencia
—la cámara detrás, siempre avizora—,
la cuenta atrás comienza,
y el niño sale al cabo de su tienda sin muebles,
el cohete en la mano surcando los cielos
cual nave promisoria,
y recorre las calles del campamento austero
entre lonas rectilíneas,
ordenadas geometrías de un suelo estéril,
un desolado yermo que ni los cardos colonizan.
 
Sobrevuela el cohete la miseria del llano
como un dron vigilante celoso del orden.
 
Camina el pocomam con su nave en la mano
con un trotecillo de ingenua inocencia:
al norte la utopía exuberante,
al sur su nativa tierra baldía.
¿Qué rumbo marcará su soñadora mente?
 
La cámara, indolente,
notaria de la burda dialéctica de las contradicciones,
sigue los pasos del niño cosmonauta,
del niño que sonríe todo el tiempo mientras dura el viaje,
pues su sonrisa tiene caducidad,
la del tiempo de vuelo
de la aventura linda de su odisea,
la alegre singladura de quien tal vez ignora
quién fue Francisco de Vitoria,
si existió alguna vez
la esplendorosa Escuela de Salamanca,
ese crisol de revolucionarias mentes
que propagaron al mundo
sus redentoras, luminiscentes ideas de justicia y libertad,
esa quimera que no le alcanza.
                                                                                                                               
 
Juan de Molina
(XVI Antología)
 
 

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