«… ¿Quién soy yo para juzgar a sus
descendientes y obligarlos a abrazar tu fe por la fuerza de un edicto, so pena
de ser expulsados y despojados de sus bienes? Es la voluntad de Sisebuto. Un
hombre culto que pretende unificar esta hermosa y bendita tierra: España. Me
pide que justifique este atropello a los judíos. Dice que así tendrá un
respaldo religioso y jurídico a su decisión, pero yo me siento desolado. Es la
primera vez que escribo algo en contra de mi conciencia…» (pág. 68, Sergio
Madrigal, «Tribulaciones de un hombre sabio»).
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