«…
Formar al futuro para que este sea fiel a la herencia de Cristo es como un
campo de batalla donde pugnan todas las fracturas de la carne y del espíritu.
Lo sabio es elegir de lo que rebosa de sus Etimologías, ellas me resultan como
un fértil valle inabarcable a escudriñar, pero imprevistamente en “las noches
oscuras del alma” como las llamó san Juan de la Cruz, me toma como rehén la
creencia de no poder, de desfallecer en medio de la modernidad de este siglo
con su inmediatez, de “sabiduría” en breves píldoras, de la ligera lectura que
no dispone del tiempo para pensar…» (pág. 104, Omar Barrios Castiblanco, «Carta
de un novicio a san Isidoro de Sevilla»).
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