Lourdes
C. Sifontes Greco
Venezolana
y argentina.
Caracas
(Venezuela).
Licenciada
en Letras por la Universidad Central de Venezuela, doctora en Letras por la
Universidad Simón Bolívar y profesora titular en esta última. Individuo de
número de la Academia Venezolana de la Lengua y correspondiente de la Real Española.
Ha
recibido reconocimientos literarios en Venezuela y en el exterior en distintos
géneros. Además de trabajos académicos, creación literaria en periódicos y
revistas y apariciones en antologías, ha publicado los poemarios: Puerta
de hangar, Oficios de auriga, De cómplice y amante y Vuelos
rasgados. También la novela Los nuevos exilios y el trabajo de
investigación Harry Potter: la magia de los textos.
Esta
es su tercera publicación en las antologías del Premio Orola.
¿Cómo conoció el Premio Orola?
Navegando por las redes en 2019. Revisaba
materiales sobre temas de España e Hispanoamérica, me topé con algunas de las
vivencias publicadas en línea y, a partir de allí, leí sobre el premio, la
propuesta general de «Facer Españas» y las bases del concurso.
¿Qué
le
motivó a concursar?
Siempre he tenido un interés personal y
profesional en todo lo relacionado con la lengua, la literatura, el humanismo y
los saberes, en general y en el ámbito panhispánico, y encuentro que el
concepto del premio y las líneas temáticas específicas de los últimos años
constituyen un territorio estimulante para la investigación y la expresión en ese sentido.
¿Había participado en otras ocasiones?
Sí. En 2019 (la primera vez que supe de la existencia del
premio), cuando tuve la fortuna de estar en la preselección de veinte
vivencias, y en 2022, año en el que me sorprendió la aparición de uno de mis
textos entre los diez finalistas. Hubiera querido participar en otras
oportunidades, pero lamentablemente no tuve tiempo de hacerlo. Aunque la
extensión requerida para cada vivencia tiene un límite cercano a una cuartilla,
la escritura de estos textos representa siempre un proceso intenso y extenso de
indagación, lecturas y reflexión.
¿Qué
opinión
le merece el tema de este año:
«Antonio de Nebrija»? ¿Y cuáles otros propondría para años posteriores?
Fue una gran alegría tener un aliciente más
para releer y revisar documentación sobre Nebrija, pues su legado en lo que
representó su Gramática y en muchos otros sentidos constituye un verdadero hito
en la historia hispánica del pensamiento sobre nuestra lengua, las lenguas, la
libertad y la seriedad en el ejercicio de la escritura y en el trabajo
académico e intelectual en general.
Quizás con el paso de los días se me
ocurrirían otros temas posibles, pero los primeros motivos que me vinieron a la
mente, alrededor de la idea de «Facer Españas», fueron los siguientes, a muy
grandes rasgos: la huella de al-Ándalus en la vida, la lengua y la cultura españolas;
la figura de alguien como el padre Benito J. Feijóo, cuyo trabajo representa,
entre otras cosas, una perspectiva de interés sobre los españoles americanos,
la mujer, el lenguaje claro en la divulgación del saber, la rigurosidad
científica y la escritura ensayística; la importancia y la influencia de un
poeta y filósofo como el hebraicoespañol (malagueño) Ibn Gabirol; la obra de santa
Teresa de Ávila, la de san Juan de la Cruz; el impacto del Camino de Santiago... Tal vez también podría proponerse un eje temático relacionado con la labor conjunta
de las academias de nuestra lengua en lo tocante a la unidad en la diversidad
del español. Y no dejo de darle vueltas, muy vagamente, a alguna idea sobre la
construcción del universo de los alimentos y la gastronomía a través de la
historia y el mestizaje...
¿Qué
diferencia al Premio Orola de otros premios literarios?
Lo que encuentro distintivo y atrayente del Premio Orola es, por
un lado, esa noción tan amplia y humana de «vivencia», con la cual se abre un
verdadero abanico de inclusión que acepta, tanto en prosa como en verso, textos
de tonos, perspectivas, estilos y puntos de vista sumamente variados. Textos
que pueden pasearse por la ensoñación, la ficcionalización, la divulgación, la
reflexión, el abordaje afectivo… Y, por otro lado, el hecho de que esto
establece un diálogo esencial entre la expresión escrita y la aproximación a
líneas temáticas hispanas de naturaleza histórica, antropológica, cultural,
ejes que ponen a los autores que deciden —decidimos— participar a entrelazar la
propia escritura con un proceso de lectura e investigación. En general, cada
vez que leo alguno de los textos de las antologías del premio siento que estoy
ante una suerte de «punta de iceberg», y que cada una de esas páginas es la cristalización
de una aventura de indagaciones, de discusiones interiores, de búsqueda de
voces: la versión de una mirada que se ha paseado por muchos ramales de cada
uno de los temas propuestos. Me gusta pensar que, desde la aparición de las
bases, cada año, un buen número de personas de distintas latitudes se reúne en
un silencioso encuentro virtual alrededor de una cuestión relevante para
nuestra cultura y nuestra lengua, encuentro que se materializa en el certamen.
¿Cambiaría algo de las
bases?
En principio, no
conceptualmente. Hice una consulta en días pasados sobre el planteamiento de la
no participación en las convocatorias de los «primeros premios de ediciones
posteriores a 20141». Aunque intuía, y así me fue aclarado, que este «primeros»
se refiere a los autores que hayan obtenido el primer lugar, quizás hay
quienes, como me ocurrió a mí, puedan tener alguna duda que los lleve a pensar
que la excepción abarca todos los primeros premios en un sentido general
(primero, segundo y tercero). Desde el punto de vista formal, podría hacerse
más explícita la reducción de toda posible ambigüedad en este punto.
Por último, ¿animaría a participar a otros autores en la
siguiente convocatoria del 2025?
¡Por supuesto! Uno de
los frutos del concurso es precisamente la alimentación de la antología con una
gran pluralidad de voces en el concierto de autores de diversas procedencias,
edades, ocupaciones e intereses y en la construcción de esta amplia reflexión
de «facer Españas» que se proyecta en el tiempo. Además, estas participaciones
se suman a las iniciativas solidarias de Ediciones Orola con las antologías
publicadas, lo cual nos incorpora a todos en ellas.
Quisiera agregar que me
resultó muy grato saber que el primer premio de este año también correspondió a
Venezuela, y aprovecho la oportunidad para hacer llegar mis felicitaciones a la
autora, así como a la vallisoletana que obtuvo el segundo lugar. Abrazo y
felicito a la editorial y a todos los galardonados, finalistas y aspirantes a
lo largo de la historia del premio. ¡Sigamos!
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